Carta a mí misma para cuando olvido ser feliz
Querida Yo
Te escribo desde un lugar olvidado del caribe, lejos del ruido y el dinamismo citadino que a veces abruma. Te escribo hoy en medio de la tranquilidad suficiente, luego de haber tenido el espacio para tomar distancia, respirando la brisa con olor a sal que me transporta a mis épocas de infancia, en donde mis mayores preocupaciones consistían en quedarme sin chocolates o que se me desataran los cordones de mis zapatos croydon.
Escribo para no olvidar ningún detalle de aquello que tengo que decirte, aquello que a veces cuando estas con la malparidez se refunde entre los miedos y no deja que salga quien verdaderamente eres. Querida yo, debes pensar menos y disfrutar más, debes recordar porque tomaste las decisiones que tomaste, tu motivación altruista y ese riesgo valiente de dejarlo todo atrás para cumplir tus sueños. Y que a pesar de las negativas y que a veces las cosas no se dan tan rápido como quieres, no te puedes dar el lujo de rendirte por ningún motivo.
Querida yo, puede que los malos amores duelan demasiado y el solo hecho de intentar olvidarlos se vea como una tarea titánica, pero si lo analizas bien, no son tan malos como parecen, pues al final todos esos sentimientos que en apariencia son aterradores se han transformado en poemas, canciones, libros, posts y grandes anécdotas, lo que demuestra que hasta de lo más malo algo bueno nace, y que quizás una tusa fue lo mejor que te pudo pasar en la vida si lograste aprender algo de ella, porque nunca te iras con las manos vacías,
porque algo te queda, algo te llevas y en determinado momento del camino, lo vas a poder usar, pues cuando superas el dolor este se trasforma en sabiduría y experiencia.
Querida yo, nunca temas estar sola, porque la soledad no tiene nada de malo, y además ¿Qué tiene de raro estar contigo misma? al contrario, puedes tener la plena confianza que te encontrarás en las mejores manos. Y es que nadie a excepción de tu mamá, te puede querer tanto como tú lo harás. Así que cada vez que te mires al espejo y te encuentres cara a cara, valora todo lo bueno que hay en ti, porque estás tan llena de todo que no te hace falta nada de afuera, te darás cuenta que la felicidad está en tus manos y que al final todo depende de ti.
Querida yo, para que correr tanto, para que sufrir tanto, para que forzar las cosas, mira que a lo mejor te estás perdiendo de muchos detalles lindos de la vida. Y por el afán de llegar a una meta, no estas disfrutando el paisaje y la riqueza del camino. Tómate el tiempo para sentir como caen las gotas de lluvia en vez de pensar que se te va a encrespar el pelo, huele el delicioso aroma del café matutino antes de beberlo con prisa, saborea tu comida sin pensar en las calorías y carbohidratos, besa despacio, despégate del celular, regala abrazos y juega más con tus gatos, date cuenta que es mejor negocio empezar a ser feliz y deja ese hábito imposible de querer ser perfecta.
Querida yo, para que alarmarte por un futuro que todavía no llega, y que nadie te garantiza que llegue tal como te lo habías imaginado. Querida yo, el pasado ya quedó atrás, no te mortifiques por lo que no hiciste, o por lo que crees haber hecho mal, la ecuación es más simple de lo que parece, el presente es lo que tienes en tus narices, solo ¡VIVELO!
Querida yo, la tranquilidad no se alcanza por las cosas que consigas, los records que rompas, los títulos que logres, o los corazones que conquistes, deja ya la obsesión por llenarte de vainas, más bien empieza a liberarte y desenreda tu existencia. Ya tienes las coordenadas exactas así que puedes mandar a la porra aquello que te pesa, que te estorba y que no te deja avanzar.
Querida yo, por más complicada que pueda ser la vida en ciertos momentos, no pierdas tu bonita esencia y sobre todo nunca dejes de ser tú.
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