No se pueden domesticar los perros de dos patas
Pavlov fue un médico ruso que descubrió la famosa teoría del Condicionamiento Clásico, basado en experimentos realizados durante semanas con el can que tenía en su laboratorio y que al sonido de una campana babeaba hambriento pues aquel estimulo le avisaba que había llegado la hora de la comida.
Aunque muchas mujeres no tienen ni idea de quien carajos fue este señor o ni se acuerdan de cuando vieron esta clase en el colegio, tienen bastante en común con dicho científico, debido a que algunas creen erradamente que pueden hacer el mismo ensayo de aprendizaje pero con un tipo. Y escuetamente les digo que es más fácil que mi gato Milan Piqué aprenda a ir al baño y descargue el inodoro, a que un día el sujeto simplemente se levante de la cama diciendo que ya se aburrió de ser perro.
Hay hombres que nacen con el palito… para atraer mujeres porque son encantadores, buenos conversadores, inteligentes y no necesariamente son bonitos pero tienen el “sí sé que, en yo sé dónde”. No tienen que esforzarse demasiado para que botemos las babas por ellos, les abramos el corazón y por supuesto las piernas. Como nada es perfecto, algunos de estos machos alfa asocian las relaciones estables con un bozal y por eso a cualquier intento de domesticación deciden salir corriendo y en muchos casos muerden.
No critico ni juzgo al tipo Don Juan, siempre y cuando sea claro y no mienta con respecto a sus propósitos, o sea que desde un principio nos informe quien carajos es y en que nos estamos metiendo, para hacernos a la idea de pasar un buen momento y nada más. Lo que sí es irrespetuoso y demuestra que un sujeto no tiene pantalones, es cuando se disfraza de cachorrito tierno, promete el cielo y la tierra para luego acostarse con todas las mujeres que encuentra y dejar en la inmunda a la soñadora novia.
Luego de una larga conversación con un amigo que parece salido de una tediosa canción de reggaetón debido a que su estado civil es puro sandungueo, me explicó con plastilina lo que es obvio para ellos pero inexplicable para algunas de nosotras: el sol calienta, el agua moja y no le interesa la monogamia.
Un hombre-perro no cambiará simplemente porque se lo pidas una y otra vez, o enseñándole un papel periódico enrollado cuando se porta mal. Así seas la chica más buenona, más estudiada, más divertida, esto no será suficiente pues a la final solo eres una mujer (Singular) y no puedes competir con el resto de mujeres del mundo (Plural), puesto que algunos tipos escogen la variedad como forma de placer y la cantidad independiente de la calidad. Esto es una decisión y estilo de vida, por tanto habrá que respetarla aunque no estemos de acuerdo.
Si nos ponemos en los zapatos o más bien en las patas de ellos, la ecuación es sencilla y concluye que es más fácil divertirse con muchas que darle su corazón a una sola. En un mundo irreal sería perfecto que las mujeres no diéramos cantaleta y que los hombres no coquetearan tanto, pero las vainas son de otra forma y esta es la cruda verdad.
Escuché rumores de casos exitosos en donde el experimento resulta y se logra ajuiciar al sabueso, no obstante suelo pensar que es puro cuento y que solo un hada madrina tendría el poder de convertir un hombre casanova en un hombre casado. En definitiva no soy científica como Pavlov, no me gustan los perros de 2 patas y considero que es mejor no perder mi tiempo esperando que después de muchos intentos, la fidelidad y el compromiso lleguen al tocar la campana.
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